miércoles, 1 de diciembre de 2010

No llores por mi, llora por nuestro tiempo perdido


Cuando regresaba a casa, el recuerdo de la carta que habia recibido, le apeno aún más, dejando paso a una triste lágrima que le recorría la cara.
Al entrar en casa, su feliz mujer de 20 años, fue como cada día a recibirle. Al ver su marido tan desmoralizado, y casi llorando, le miró sus azules ojos, y le pregunto que le sucedia.
El pobre chico le enseñó la carta que hasta entonces guardaba en el bolsillo interior de su chaqueta: "Usted ha sido elegido para formar parte del cierre del reactor en Rusia. Rogamos su colaboración, gracias a usted salvará a su familia..."
La joven, no pudo acabar de leer la carta, ya que rompió a llorar.
-Sabes que nadie ha regresado de ese sitio, con la radioactividad que emerge, te moriras a los pocos minutos. Dijo ella con toda la cara llena de lagrimas.
El chico no osó siquiera mirarle la cara.
Sabia que tenia razón.
Los dos cenaron casi ni mirandose, una simple mirada, una sola palabra bastaba para hundirles en la tristeza absoluta.
Para ellos era muy dificil expresar algo, y acordaron, casi sin hablar irse a dormir.
Ella lo abrazó con mucha fuerza, y no lo dejo ir en toda la noche.
El sol empieza a salir, y el reloj toca las 8. Una sencilla alarma empieza a sonar, que trae como consecuencia la temida partida del protagonista.
La pobre chica, le rogaba que no se fuera mientras le cogía una pierna.
-La muerte es un camino que todos recorremos.
-No para ti, aun tienes 20 años
El joven, se deshizo de su mano, se fue corriendo, y se juntó con otros soldados destinados a la misma suerte.
-Me juraste que siempre estariamos juntos... Susurró ella casi sin fuerzas.
El chico subió en Alemania en un barco, rumbo a Rusia, rumbo a su destino final.
Ya dentro del barco podía observar el miedo de la gente, y en las abatidas miradas, de cientos de personas, que le decian que ya no llegarán a ver otra puesta de sol.
Habia personas de todas las edades, desde los 10 a 80 años, todos con la mirada perdida.
En ese instante el protagonista, veía la vida de otra manera, y le hubiera gustado vivirla con más intensidad, y recuperar el tiempo perdido.
Al llegar a la isla, donde tenian que cubrir el agujero del reactor, se podían ver a esa inmensa multitud, que ya no pudieron pensar en un futuro, solo en el terror de pensar en que estaban a punto de fallecer y en la felicidad que habian vivido junto a sus familiares.
El joven protagonista, como ultimo recuerdo que tubo, fue su mujer, y los buenos momentos que habia pasado junto ella. La pena es que no le dio tiempo a recordarlos todos.

Escrito por Carles Bustamante Martínez

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